
Nada como ellas!!!!
Cómo no quererlas y amarlas si nos acompañan desde nuestra más tierna infancia, colorinches, ingenuas, sensuales.
Quienes las dibujaron, las diseñaron, las hicieron depositarias de nuestras más profundas fantasías eróticas.
No muy obvias ni tan explicitas, sino que sutiles, descuidadamente sexys. Aquel momento de pequeña intimidad indiscreta de quien tiene la fortuna de vivirlo y toparse con la falda corrida más allá de lo permitido, aquel accidente delicioso o de aquella figura que nos mira insinuantemente, seductoramente, mientras nos deja entrever parte de su belleza coqueta.


¿Cómo sería en realidad?
En lo personal la soñaba, además de todo lo evidentemente hermosa, juguetona, dispuesta y propositiva. Nunca la imagine tonta, al contrario; asertiva, independiente, fascinante, dispuesta a complacer todos tus caprichos y fantasías: La calle, el transporte público, un mirador, cualquier rincón con ella lo convertirías en un lugar ideal para amar, acariciar, besar incansablemente, dejarse llevar en esa transgresión de espacios cotidianos.
Ella te desearía, te amaría. Tu mismo serías su objeto de deseo llenando tu celular de dulces y prometedores mensajes de texto, gritando tu nombre porque hacerlo le daría placer.
Todo transcurriría como en una hermosa película, no solo ella, sino que también tú, transformado en el amante ideal de tu pin-up. La frase precisa, el lugar perfecto, mágico, etéreo, mundo colorinche de lámina impresa.

¿Cómo no dejarse caer?? Cuando tu piel calza a la perfección absoluta con la suya, cuando puedes leer su cuerpo acertando en sus puntos más delicados, los mas deliciosos, los que le provocan más placer, los que le dan mayor satisfacción, nunca antes amada así. ¿Cómo no perderse en ese sueño que te llamó desde siempre desde una página, aquella promesa total??
¿Si he conocido una pin-up???
Si, lo hice y me sumergí en ese mar sensual, sexual, de besos urgentes, de promesas susurradas al oído, de encuentros callejeros, de rincones oscuros.

Saben hacer el amor muy bien, pero no saben…
… amar.
Nosferatu